miércoles, 17 de diciembre de 2008

De las llamas a los lobos marinos. Quito-Galápagos 30 de noviembre.

Tras coger un taxi que no era un taxi sino un tipo que esperaba a las puertas del hotel para ver si caía alguien, nos dirigimos al aeropuerto para coger el avión con dirección a las Galápagos (compañía TAME, precio del taxi 6 $, por encima de lo normal).Antes de entrar las islas tienes que pagar 10 $ de entrada en Quito y otros 100 $ cuando entras. Además te revisan el equipaje con el fin de prevenir la entrada de especies invasivas. Al llegar al aeropuerto, ya en la Isla de Baltra, debimos subirnos a un autobús de las compañía aérea que te trasladan hasta el canal que separa la isla de Baltra con su vecina de Santa Cruz, donde te ves obligado a coger una barcaza y después realizar un viaje de unos 45 Km hasta Puerto Ayora, donde llegamos a eso de las 14:00. A esa hora confirmamos nuestra reserva de transporte hasta la Isla Isabela, que salía a las 15:00 y compramos algo de agua para el viaje. Al recorrer la Avenida Charles Darwin pudimos comprobar que allí se encuentran las principales agencias que organizan tours por las islas. A punto estuvimos de embarcar en un crucero de última hora para realizar una ruta de 4 días por la zona pero al final decidimos confirmar nuestro viaje a Isla Isabela. Durante el trayecto por la avenida principal vimos pelícanos, piqueros que se lanzan contra el mar para alancear peces, y nuestros primeros lobos marinos, llenos de desidia, tirados y desparramados por cualquier sombra.Allí a las lanchas fueraborda las llaman fibras. Han conseguido reducir a la mínima expresión la capacidad hidrodinámica, la estética y los ángulos de las barcas, no importa, tan solo son fibras, es decir, las llaman con el “core” de la lancha, la materia prima.Pronto vimos que en aquella fibra, íbamos a hacinarnos hasta 19 personas junto a colchones, maletas, y botellas. Tan solo hay un transporte diario de Sta Cruz a Isabela y consta de dos fibras que salen a las 15:00 y llegan sobre las cinco dependiendo de las condiciones de la mar. En aquellas condiciones Máximo enseguida se puso en la peor de las situaciones, así que pronto se puso su chaleco salvavidas. La mar océana, además de ser bella y sosegante, marea y acojona. A pesar de estar en el inicio de la temporada seca y contar con el mar cada vez más tranquilo, durante el trayecto sufrimos de mar de fondo, lo que quiere decir que subíamos y bajábamos masas de agua como colinas. Fuimos tensos durante el viaje, sin ningún tipo de contratiempo, hasta que parecer ser que subimos demasiado rápida una colina de agua y caímos a plomo, parándose en seco los motores y casi entrando agua desde la popa de la fibra con los gritos generales de los de abordo. Pero para el capitán, todo estaba bajo control, nos contó y prosiguió el viaje, eso sí, más despacio.Dos horas después, medio mareados llegamos a la Isla Isabela y en el muelle nos esperaban todo un despliegue de fuerzas vivas vendiéndonos de todo, transporte, excursiones, alojamientos, etc. Nosotros ya teníamos el alojamiento reservado así que a los 10 minutos de arrastrar las maletas por un camino sin asfaltar lleno de arena llegamos hasta nuestro hotel “The Wooden House”, donde por un problema informático no nos esperaban.El hotel era acogedor, estábamos solos y nuestra habitación tenía un buen baño con agua caliente y una supercama donde cabían hasta cuatro personas. Bien !!!!.Tras tomar un par de zumos de naranja decidimos dar un paseo y entrar a cenar algo suave al restaurante de la Red Mangrove, donde compartimos mesa con algo más de 15 universitarias en un viaje de fin de curso o algo así.Tras la cena y ya en la cama, comprobé en que consistía el mareo en tierra, todo me daba vueltas, por lo que salimos a pasear por el embarcadero y así pudimos disfrutamos de una bóveda celeste salpicada por mil y una estrellas. La única noche que vivimos totalmente despejada en una semana, después el nublado fuñe general. Al fondo, oíamos los ruidos de los lobos marinos en el manglar y disfrutamos de una gran soledad. Yo todavía estaba en fase de recuperación así que decidimos no castigarnos mucho y descansar. Zzzzz, zzzz, zzz.zz.z.

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